El mercado de metales preciosos experimenta una transformación histórica. Mientras el oro se encamina hacia su sexto récord consecutivo semanal y la plata alcanza máximos no vistos desde 1980, los mercados mayoristas enfrentan disrupciones severas en liquidez y plazos de entrega. Este fenómeno revela una reconfiguración profunda en la dinámica de estos activos refugio, impulsada por incertidumbre geopolítica, temores inflacionarios y una demanda industrial sin precedentes.

Disrupciones sin precedentes en los mercados mayoristas

Los principales centros de comercio de metales preciosos —desde Londres hasta Zúrich y Singapur— reportan amplios diferenciales de compra-venta y retrasos significativos en los plazos de liquidación. Esta situación afecta no solo al oro y la plata, sino también al platino y el paladio, que igualmente cotizan en máximos históricos.

La tensión es particularmente aguda en el mercado de la plata. Los costes de préstamos de este metal se dispararon hasta el 35% anual en los tipos de interés para operaciones a un mes en Londres, según datos de Bloomberg. Esta escasez se ha visto agravada por las fuertes importaciones de India, según Metals Focus, cuyos analistas señalan que «los envíos impulsados por los aranceles estadounidenses y las entradas sostenidas en los fondos cotizados de plata (ETP) ya han contribuido a una fuerte caída de la liquidez en el mercado mayorista de Londres».

La plata supera la barrera psicológica de $50 con un alza del 70% en el año

La onza de plata rebasó los 50 dólares, un nivel de alta relevancia técnica y psicológica que no se veía desde los picos de 1980 y 2011. Con un avance acumulado superior al 70% en 2025, la plata supera ampliamente el incremento del 52% del oro, convirtiéndose en el metal precioso con mejor desempeño del año.

Este repunte responde a una combinación única de factores. Por un lado, la demanda de inversión se ha disparado ante la incertidumbre económica global. Por otro, la demanda industrial mantiene su vigor: en 2024 creció un 4% hasta alcanzar 680,5 millones de onzas, encadenando cuatro años consecutivos de récord. El uso creciente de plata en tecnología, electrónica e inteligencia artificial aporta un componente cíclico a un activo tradicionalmente defensivo.

No obstante, la volatilidad de la plata —mayor que la del oro debido a su mercado más pequeño— amplifica tanto los movimientos alcistas como los riesgos de reversión si mejora el suministro o se normaliza la tensión en los inventarios.

El oro alcanza $4,000 por onza: mejor desempeño anual desde 1979

El oro superó por primera vez la barrera de los 4,000 dólares por onza durante esta semana. Con un incremento del 52% en lo que va de 2025, tras haber ganado un 27% en 2024, se encamina hacia su mejor año desde 1979. Este desempeño supera ampliamente el aumento del 30% del bitcoin y el 15% del índice S&P 500.

En los mercados internacionales, la onza troy de oro al contado se mantiene por encima de este nivel psicológico, donde podría establecerse por tiempo prolongado si persiste la incertidumbre económica y política. En Europa, la cotización ha llegado a superar los 3,630 euros por onza, con un incremento acumulado cercano al 35% en 2025.

Rotación histórica: de joyas a lingotes e instrumentos digitales

El rally de precios está provocando una transformación fundamental en los patrones de demanda. Mientras la inversión se dispara, la demanda de joyería se desploma al quedar el metal fuera del alcance de muchos compradores de clase media.

En India, tradicionalmente el mayor consumidor de joyería de oro del mundo, los comerciantes reportan un cambio estructural. «La demanda de inversión es realmente fuerte en este momento», afirma un comerciante de lingotes en Bombay, añadiendo que «ante la expectativa de que los precios sigan subiendo, a los inversores esta semana no les importó pagar más, incluso por encima de los precios récord». Las compras tradicionales de joyas se están sustituyendo por lingotes, monedas, ETF y cuentas de «oro digital».

El impacto es especialmente severo para los pequeños orfebres. En Ahmedabad, en el oeste de India, los talleres están en dificultades para operar ante la falta de clientes. «La gente está invirtiendo en lingotes y monedas de oro, pero la demanda de joyas ha sido baja», cita Reuters a un minorista de Hong Kong.

Mercados emergentes: entre la venta masiva y la acumulación estratégica

Las disrupciones de precio generan comportamientos dispares según las regiones. En Estambul, algunos joyeros del Gran Bazar han suspendido la venta de oro ante diferenciales de compra-venta cercanos al 10% «en medio de una volatilidad sin precedentes», según Turkiye Today.

En Hong Kong, los residentes se apresuran a liquidar joyas familiares. «Es un muy buen momento para vender», afirma el propietario de una joyería citado por Channel News Asia. En Grecia, los consumidores han vendido 70,000 monedas Sovereign al banco central en lo que va de año, frente a las 40,000 nuevas compras registradas anteriormente.

Paradójicamente, China —el país número uno en extracción, importación, consumo y compra por parte del banco central— muestra precios muy por debajo de Londres, con un descuento de 47 dólares por onza. Los precios en la Bolsa de Oro de Shanghái cayeron un 1,4% desde el máximo histórico reciente por encima de los 911 yuanes por gramo, la mayor caída en un solo día en diez semanas.

Por su parte, el Banco Central de Brasil aumentó sus reservas de oro en casi 16 toneladas el mes pasado, «su primera adición de oro desde julio de 2021», según Krishan Gopaul, analista senior del Consejo Mundial del Oro.

Un contexto atípico: metales preciosos suben junto con acciones y criptomonedas

Tradicionalmente, el oro prospera cuando los inversores temen inflación, desaceleración económica o turbulencias en los mercados, quedando rezagado cuando mejora el apetito por el riesgo. Esa dinámica estuvo presente en 1980, cuando la inflación estadounidense superó el 13%, y en 2008 durante la crisis financiera global.

Sin embargo, el contexto actual desafía estas correlaciones históricas. El oro se dispara junto con las acciones y el bitcoin, mientras los inversores apuestan por recortes de tipos en Estados Unidos y crecen las dudas sobre el papel del dólar como principal moneda de reserva mundial.

El dólar ha caído un 10% frente a otras grandes divisas en 2025, debilitado por los ambiciosos planes de gasto del presidente Donald Trump, sus políticas arancelarias y sus ataques públicos a la Reserva Federal. La inflación entre los países del G7 promedió un 2,4% en septiembre, frente al 1,7% de hace un año, mientras la mayoría de sus bancos centrales están recortando tipos o manteniéndolos sin cambios.

Temores sobre independencia de la Fed y riesgos de burbuja tecnológica

La inquietud sobre la independencia de la Reserva Federal alimenta el apetito por metales preciosos. Trump ha lanzado insultos al presidente de la Fed, Jerome Powell, intenta destituir a un funcionario del organismo y ha nominado a su aliado Stephen Miran como gobernador. Desde agosto, el oro ha subido alrededor de un 20%.

Michael Metcalfe, responsable de estrategia macro en State Street, considera que «parece que estamos en un punto de inflexión para la inflación». Los aranceles han avivado aún más los temores inflacionistas, creando un escenario favorable para los metales preciosos.

Simultáneamente, el creciente temor a un posible desplome bursátil impulsado por la inteligencia artificial —con el Banco de Inglaterra y el FMI expresando preocupación— hace que el oro también sirva como cobertura frente a ese riesgo. El CEO de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, considera que existe un riesgo elevado de una corrección significativa en las acciones estadounidenses en los próximos seis meses a dos años.

Rotación táctica en los ETF: del oro a la plata

Mientras la plata marcaba máximos históricos, el oro retrocedió por debajo de 4,000 dólares por onza por toma de beneficios. Ese ajuste se trasladó a los ETF ligados al oro, con descensos en la sesión para vehículos como el SPDR Gold Shares y el iShares Gold Trust.

Sin embargo, el interés por los metales preciosos no se ha evaporado; simplemente se ha desplazado. La marca histórica de la plata mantuvo el interés en los ETF del metal blanco, con referencias como el iShares Silver Trust y el abrdn Physical Silver Shares ETF registrando flujos positivos. La rotación entre oro y plata sugiere ajustes tácticos más que salidas netas del sector.

Perspectivas: ¿techo del rally o nuevo paradigma?

La pregunta que domina los mercados es si este rally tiene techo o representa un cambio paradigmático en la valoración de los metales preciosos. Varios factores apuntan a que la volatilidad persistirá.

Por un lado, la escasez natural y el carácter físico de estos activos —en contraste con instrumentos meramente financieros— les otorgan solidez. A diferencia de acciones o bonos, no dependen directamente de balances corporativos para mantener su valor.

Por otro lado, la cotización actual del oro encadena su racha más fuerte de récords semanales desde el pico del verano de 2011 y, antes de eso, desde el máximo de Año Nuevo de 1980. Ambos episodios resultaron ser grandes máximos a largo plazo, seguidos de correcciones significativas.

La inestabilidad política es notoria: problemas presupuestarios en Francia, la guerra en Ucrania y los primeros indicios de un acuerdo de paz en Gaza configuran un escenario geopolítico complejo. Mientras tanto, la dualidad de la plata —refugio financiero y commodity industrial— implica mayor variabilidad y exige una gestión del riesgo más cuidadosa.

Lo cierto es que, en épocas de incertidumbre financiera, los metales preciosos han recuperado su brillo como activos refugio. Con mercados accionarios fluctuantes e inflación presionando los bolsillos, los inversores vuelven la mirada hacia el oro, la plata y otros metales como forma de resguardar valor con un componente tangible. Si persiste la incertidumbre sobre el dólar, la independencia de los bancos centrales y la sostenibilidad de la valoración tecnológica, estos metales podrían mantener su protagonismo en los portafolios globales durante un período prolongado.