El presidente estadounidense Donald Trump ha intensificado la presión diplomática sobre los países miembros de la OTAN al condicionar la imposición de nuevas sanciones económicas contra Rusia a que la Alianza Atlántica suspenda completamente la compra de petróleo ruso. Esta estrategia, anunciada el sábado 13 de septiembre de 2025 a través de su red social Truth Social, busca cortar las principales fuentes de financiamiento que sostienen la maquinaria bélica de Moscú en el conflicto ucraniano.
La propuesta presidencial estadounidense incluye la implementación de aranceles del 50% al 100% sobre productos chinos, con el objetivo de debilitar el control económico que Beijing ejerce sobre Rusia y forzar a China a utilizar su influencia para contribuir al cese de las hostilidades. Trump considera que estos gravámenes, que serían eliminados tras el fin de la guerra, ayudarían a «poner fin a esta mortífera, pero ridícula guerra».
La estrategia de sanciones condicionadas: Europa como eje central
Durante una declaración ofrecida a la prensa en Nueva Jersey, Trump fue categórico al exigir que Europa endurezca sus medidas económicas contra Moscú. «Europa le compra petróleo a Rusia. No quiero que compren petróleo, y las sanciones que están imponiendo no son lo suficientemente duras», expresó el mandatario estadounidense, quien añadió que está «dispuesto a imponer sanciones, pero ellos tendrán que endurecerlas en proporción a lo que yo estoy haciendo».
El presidente republicano señaló como «impactante» que la OTAN continúe comprando petróleo ruso, argumentando que esta situación debilita significativamente el poder de negociación occidental frente a Moscú. La presión recae principalmente sobre países como Hungría, Turquía y Eslovaquia, que permanecen entre los pocos gobiernos europeos que mantienen intercambios energéticos con Rusia, pese a que la mayoría de las naciones del continente suspendieron estas operaciones tras el inicio de la invasión ucraniana en 2022.
China e India en el centro de la estrategia arancelaria
La propuesta de Trump de implementar aranceles del 100% sobre productos chinos responde a la necesidad de presionar a Beijing, principal comprador de petróleo ruso junto con India, para que modifique su postura respecto al conflicto. El presidente estadounidense ya había impuesto un arancel adicional del 25% a los productos indios por sus continuas importaciones de crudo ruso, medida que no se había extendido hasta ahora contra China.
El secretario del Tesoro Scott Bessent confirmó este lunes que Estados Unidos no impondrá aranceles adicionales a los productos chinos para detener las compras de petróleo ruso por parte de Beijing, a menos que los países europeos impongan a su vez gravámenes elevados a China e India. «Esperamos que los europeos hagan su parte ahora, y no vamos a seguir adelante sin ellos», declaró Bessent, quien criticó que algunos países europeos continúen comprando productos refinados en India elaborados a partir de crudo ruso adquirido a precios reducidos.
Respuesta china y avances en las negociaciones con India
En conversaciones mantenidas con funcionarios chinos en Madrid sobre comercio, Bessent señaló que Estados Unidos había impuesto aranceles a productos indios y que Trump había instado a los países europeos a implementar gravámenes del 50% al 100% a China e India para cortar los ingresos petroleros de Rusia. La respuesta china fue que las compras de petróleo constituyen un «asunto soberano», mostrando resistencia a modificar su política energética.
Sin embargo, el jefe del Tesoro afirmó que los aranceles sobre productos indios por las compras de petróleo ruso habían supuesto un «avance sustancial» en las negociaciones con India. Bessent garantizó que «si Europa impusiera aranceles secundarios sustanciales a los compradores de petróleo ruso, la guerra terminaría en 60 o 90 días», ya que se cortaría la principal fuente de ingresos de Moscú.
Escalada militar y presión internacional
El endurecimiento de la postura estadounidense ocurre en un contexto de máxima tensión, después de que 19 drones rusos cruzaran recientemente el espacio aéreo de Polonia. La OTAN reportó que interceptó y derribó los aparatos, en un episodio que incrementó el temor a una escalada fuera del territorio ucraniano e impulsó la reactivación del debate sobre sanciones y cooperación defensiva en Europa del Este.
Trump lleva meses manifestando su frustración ante la falta de avances en el conflicto ucraniano y la negativa del presidente ruso Vladimir Putin a poner fin a la ofensiva sobre Kiev. El 15 de agosto pasado, el mandatario estadounidense mantuvo un encuentro con Putin en Alaska para impulsar las negociaciones, pero la cita concluyó sin resultados concretos.
Ucrania respalda la estrategia de sanciones energéticas
El presidente ucraniano Volodimir Zelensky se sumó a los reclamos globales por mayores sanciones y subrayó la importancia de cortar el flujo de financiamiento derivado de las exportaciones energéticas rusas. «Cualquiera que busque el fin de esta guerra debe tomar las medidas necesarias para detener la maquinaria bélica de Rusia», afirmó Zelensky en un mensaje dirigido a la ciudadanía y los socios internacionales.
El mandatario ucraniano pidió a Europa, Estados Unidos, los países del G7 y el G20 dejar de buscar excusas y avanzar en sanciones concretas y aranceles. Zelensky remarcó que el comercio de petróleo y otros recursos energéticos constituye uno de los principales motores de financiamiento de la campaña militar rusa, enfatizando que «la guerra de Putin terminará cuando él, y sólo él, ya no pueda continuar con ella».
Propuestas para utilizar activos rusos congelados
Bessent afirmó que Estados Unidos estaría dispuesto a colaborar con países europeos para estudiar sanciones más severas contra entidades rusas, incluidas grandes petroleras como Rosneft y Lukoil, junto con medidas para preparar un mayor uso de los activos soberanos rusos congelados desde la invasión a Ucrania en 2022.
Esta estrategia podría materializarse confiscando pequeñas partes de los 300.000 millones de dólares en activos congelados, o colocándolos en un vehículo de propósito especial que pudiera servir como garantía para un préstamo a Ucrania. La propuesta busca maximizar la presión económica sobre Moscú mientras se proporciona apoyo financiero adicional al gobierno de Kiev.
Probables escenarios y desafíos de la estrategia coordinada
La efectividad de la estrategia trumpiana dependerá fundamentalmente de la capacidad de coordinar una respuesta unificada entre los 32 países miembros de la OTAN. El presidente estadounidense fue enfático al declarar que «si la Alianza hace lo que digo, la guerra concluirá rápidamente», pero advirtió que «si no, sólo están malgastando mi tiempo».
La propuesta enfrenta importantes desafíos, particularmente en países europeos con alta dependencia energética de Rusia y en naciones como China e India, que han mantenido sus relaciones comerciales con Moscú argumentando neutralidad o intereses económicos soberanos. El éxito de esta iniciativa requerirá no solo voluntad política, sino también mecanismos alternativos de suministro energético que permitan a los países europeos mantener su seguridad energética sin depender del petróleo ruso.