En medio de un panorama económico complejo y marcado por la guerra, Ucrania evalúa un cambio que podría redefinir su posición en el sistema financiero internacional: abandonar el dólar estadounidense como moneda de referencia para su divisa nacional, la grivna (UAH), y adoptar en su lugar el euro. Esta iniciativa, revelada recientemente por el Banco Nacional de Ucrania, responde tanto a factores geopolíticos como a la creciente integración del país con la Unión Europea.

Según fuentes oficiales, esta transformación requeriría una preparación versátil y de alta calidad, reconociendo la complejidad del proceso y sus implicaciones para la economía ucraniana.

Un cambio estructural con profundas implicaciones

La medida, que supondría un giro histórico desde la introducción de la grivna en 1996, implicaría que el Banco Nacional pasaría a operar la moneda nacional en relación directa con el euro. Como consecuencia, el valor frente a otras divisas se determinaría mediante tipos de cambio cruzados, en lugar de calcularse directamente respecto al valor del dólar, como ocurre actualmente.

La fragmentación del comercio mundial, la volatilidad de los mercados internacionales y, especialmente, el fortalecimiento de los vínculos con Europa —que incluye las negociaciones de adhesión a la UE iniciadas hace casi un año— están empujando a las autoridades monetarias ucranianas a reconsiderar su posición en el tablero financiero global.

Fuentes del banco central indican que la posible adhesión a la Unión Europea, el creciente papel de la UE en garantizar las capacidades de defensa ucranianas y la mayor volatilidad de los mercados mundiales son factores determinantes para esta revisión estratégica.

Entre el pragmatismo económico y la visión estratégica

El contexto actual de Ucrania, en su cuarto año de guerra contra la invasión rusa, agrega dimensiones adicionales a esta consideración. La reciente reducción temporal de ayuda militar por parte de Estados Unidos bajo la administración Trump contrasta con el compromiso expresado por los líderes europeos para reforzar la seguridad ucraniana, aunque los avances en este frente sean todavía limitados.

Paradójicamente, mientras se discute este alejamiento del dólar, Ucrania ha alcanzado recientemente un acuerdo que otorga a Estados Unidos acceso preferencial a nuevos contratos mineros ucranianos y financiación para la reconstrucción del país.

En el plano estrictamente económico, las transacciones en dólares aún dominan todos los segmentos del mercado de divisas ucraniano. Sin embargo, informes del Banco Nacional señalan que el volumen de operaciones denominadas en euros ha crecido en la mayoría de los segmentos, aunque hasta ahora de forma moderada.

El largo camino hacia una nueva referencia monetaria

Expertos financieros valoran positivamente la iniciativa del Banco Nacional, pero advierten que su implementación requeriría tiempo y transformaciones estructurales significativas en la economía ucraniana.

Análisis económicos sugieren que si Ucrania desea integrarse en la Unión Europea, acercarse a la eurozona representa un paso lógico y previsible. Sin embargo, las estimaciones indican que un cambio de esta naturaleza necesitaría entre cinco y diez años para materializarse completamente.

Otros especialistas consideran que la idea de vincular la grivna al euro sería más una directriz política que una necesidad económica inmediata, aunque reconocen que Ucrania comercia principalmente con países de la UE y parte de ese intercambio ya se realiza en euros.

Beneficios e incertidumbres de un cambio de referencia

Un cambio hacia el euro como moneda de referencia tendría ganadores y perdedores en diferentes sectores de la economía ucraniana. Las evaluaciones económicas señalan que se beneficiarían los exportadores e importadores con contratos en euros, pero podrían salir perjudicadas las empresas que venden sus productos en dólares, las cuales representarían hasta un 70% del total si se incluye la economía sumergida.

Analistas del sector financiero indican que las disrupciones severas y complejas del sistema financiero en tiempos de guerra no desaparecerán por sí solas, lo que añade un nivel adicional de complejidad a cualquier reforma monetaria en el contexto actual.

El impacto sobre los ahorros de los ciudadanos sería inicialmente limitado, ya que la población probablemente mantendría sus reservas en dólares en el corto plazo, aunque con el tiempo podría orientarse más hacia el ahorro en euros.

Perspectivas económicas en tiempos inciertos

A pesar de las dificultades actuales, fuentes del Banco Nacional mantienen un moderado optimismo sobre el futuro económico del país. Las proyecciones indican que la reactivación de la inversión y del consumo, impulsada por una mayor conexión con Europa y una normalización económica, podría ayudar a que el crecimiento económico de Ucrania aumente ligeramente hasta el 3,7-3,9% en los próximos dos años.

No obstante, se reconoce que gran parte de la trayectoria económica depende de cómo evolucione el conflicto. Un rápido fin de la guerra sería claramente un escenario positivo con buenos resultados económicos si se incorporaran garantías de seguridad para Ucrania, aunque los beneficios económicos del fin de la guerra probablemente tardarían en materializarse plenamente.

Entre la dependencia y la nueva autonomía financiera

Ucrania sigue dependiendo fuertemente de la financiación externa para sostener su esfuerzo bélico. Estimaciones oficiales proyectan que el país recibirá unos 55.000 millones de dólares este año, fondos que no solo cubrirán el déficit presupuestario sino que también se utilizarán para crear una reserva financiera de cara a los próximos años, cuando se prevé una disminución de la ayuda internacional.

Según las mismas fuentes, se espera que Ucrania reciba alrededor de 17.000 millones de dólares en 2026 y 15.000 millones en 2027, subrayando la necesidad de planificar a largo plazo la sostenibilidad económica del país.

La experiencia de Moldavia, que cambió su moneda de referencia del dólar al euro el 2 de enero como parte de su preparación para una eventual integración en la UE, podría servir como caso de estudio para Ucrania. La presidenta de la UE, Ursula von der Leyen, ha señalado que Ucrania podría entrar en el bloque europeo en 2030, siempre que continúe implementando las reformas necesarias en su sistema político y judicial.

En un mundo donde las tensiones geopolíticas están reconfigurando el orden económico internacional, la decisión de Ucrania sobre su moneda de referencia trasciende lo puramente financiero para convertirse en una declaración de intenciones sobre su futuro alineamiento estratégico. El camino que elija Kyiv en los próximos meses podría definir no solo su modelo económico sino también su posición en el nuevo tablero mundial que está emergiendo tras casi tres años de conflicto.