China anunció restricciones a la exportación de siete tierras raras estratégicas hacia Estados Unidos, imponiendo un sistema de licencias que, aunque no constituye una prohibición total, podría derivar en ella. Esta medida llega como respuesta directa a los aranceles impuestos por la administración Trump, elevando la temperatura en una guerra comercial que amenaza cadenas de suministro globales.
Las tierras raras afectadas —samario, gadolinio, terbio, disprosio, lutecio, escandio e itrio— son elementos críticos para la fabricación de tecnologías avanzadas, desde turbinas eólicas marinas y motores eléctricos hasta chips de inteligencia artificial, láseres y equipamiento militar.
El precedente preocupante: galio y germanio
Este movimiento no es inédito. Hace dos años, China restringió las exportaciones de galio y germanio, metales cruciales para chips, radares y satélites. En diciembre amplió estas restricciones con una prohibición total de exportaciones a Estados Unidos, incluyendo también el antimonio.
Los resultados han sido contundentes: una fragmentación del mercado global con precios hasta tres veces más altos en Occidente que en China, según indica Jack Bedder, de la consultora Project Blue. Si bien Estados Unidos ha logrado manejar la situación mediante reservas acumuladas y contratos a largo plazo, el impacto ha comenzado a sentirse en diferentes sectores industriales.
Por qué estas restricciones son más peligrosas
Las nuevas limitaciones a tierras raras pesadas representan una amenaza mayor por tres razones fundamentales:
- Insustituibilidad: Los elementos seleccionados, particularmente el disprosio y el terbio, resultan prácticamente irremplazables en tecnologías críticas. Como señala Ionut Lazar, de la consultora CRU: «Cuanto más grande es el motor, más pesadas son las tierras raras que se necesitan».
- Monopolio chino: China controla no solo la extracción (tanto doméstica como en Myanmar), sino especialmente el procesamiento, dominando aproximadamente el 98% de la capacidad global. A diferencia de otros elementos, estas tierras raras requieren procesos complejos de separación química que China ha perfeccionado durante décadas.
- Capacidad de vigilancia: El gobierno chino mantiene un estricto control sobre cada tonelada extraída y procesada en su territorio. Como explica Ryan Castilloux, de Adamas Intelligence, esto permite a Pekín detectar cualquier intento de triangulación a través de terceros países, cerrando posibles vías alternativas de suministro.
Impacto potencial en mercados y sectores estratégicos
Una prohibición total tendría efectos inmediatos y severos. Neha Mukherjee, de Benchmark Minerals, estima que los precios del disprosio alcanzarían los 300 dólares por kilogramo, frente a los 230 actuales. Las reservas existentes probablemente se agotarían en meses.
Las primeras industrias afectadas serían las civiles: turbinas eólicas marinas perderían competitividad o disponibilidad, fabricantes de vehículos eléctricos tendrían que modificar diseños para utilizar motores más pequeños. Poco después, según Gracelin Baskaran del think tank CSIS, la industria de defensa sufriría importantes limitaciones.
La dependencia europea: un problema estructural
La Unión Europea enfrenta una vulnerabilidad particular. Según datos de Eurostat, de las 129.361,8 toneladas de tierras raras importadas el último año, el 46,25% provino de China y, sorprendentemente, un 28,42% de Rusia, a pesar de las sanciones económicas contra Moscú.
Esta dependencia crítica revela la paradoja europea: mientras intenta reducir su exposición a actores geopolíticamente complejos, el 94,6% de sus importaciones de tierras raras siguen concentradas en solo tres proveedores (China, Rusia y Malasia), todos externos al bloque.
La estrategia china: cuatro décadas construyendo dominio
El control chino sobre el mercado de tierras raras no es accidental. Desde los años 80, Pekín ha desarrollado una estrategia integral que incluye:
- Subvenciones estatales masivas
- Regulaciones ambientales laxas
- Construcción de una cadena de suministro verticalmente integrada
- Influencia creciente en países con grandes reservas como República Democrática del Congo o Indonesia
Mientras Occidente cerraba minas por costos o impacto ambiental, China construía pacientemente su dominio, que hoy alcanza aproximadamente el 70% de la producción global y más del 85% del refinado y procesado.
La reacción estadounidense y diversificación global
Estados Unidos intenta acelerar la diversificación de su suministro. Actualmente solo opera una mina de tierras raras en California, aunque desarrolla varias más y patrocina nuevos proyectos en Brasil y Sudáfrica. Trump ha invocado la Defense Production Act, una legislación de tiempos de guerra que permite movilizar la industria privada para fines esenciales de seguridad nacional.
Sin embargo, el desarrollo minero enfrenta obstáculos significativos: abrir una mina de minerales críticos requiere en promedio más de 16 años desde su descubrimiento hasta la primera extracción viable.
Asia Central: ¿la alternativa emergente?
Kazajistán anunció recientemente el descubrimiento de su mayor depósito de tierras raras, con aproximadamente un millón de toneladas de elementos como cerio, lantano, neodimio e itrio. Los expertos estiman que el potencial podría alcanzar 20 millones de toneladas tras verificaciones adicionales.
Este hallazgo coincide con la primera cumbre UE-Asia Central, donde Bruselas anunció una inversión de 12.000 millones de euros destinados parcialmente al desarrollo sostenible de recursos naturales estratégicos en la región.
La apuesta europea por Asia Central
La Unión Europea busca posicionarse como alternativa a China y Rusia en Asia Central, región rica en minerales críticos. Con una inversión de 12.000 millones de euros anunciada recientemente, Bruselas apuesta por:
- Desarrollo del corredor transcaspiano, una ruta comercial que evita territorio ruso
- Asociaciones industriales y empresas mixtas con actores locales
- Implementación acelerada del Global Gateway como alternativa a la Nueva Ruta de la Seda china
Esta estrategia refleja la urgencia europea: en 2023, el 94% de sus importaciones de tierras raras provenían de China, Malasia y Rusia.
Perspectivas: una guerra comercial con frentes múltiples
El conflicto se intensifica. Estados Unidos ha respondido a las restricciones chinas con aranceles adicionales del 50%, elevando el total a un 104% sobre productos chinos. China aún no ha anunciado su siguiente movimiento, pero los medios estatales ya advierten sobre posibles impactos en programas militares estadounidenses como el caza F-47.
La situación se complica aún más con la inclusión de otros actores en la guerra comercial. Canadá, que exportó cerca de 30.000 millones de dólares en minerales críticos a Estados Unidos en 2023, también ha sido objeto de aranceles. El primer ministro de Columbia Británica ya ha amenazado con restringir exportaciones estratégicas si Washington no rectifica.
Las tierras raras, elementos que pocos conocían más allá del ámbito científico, se han convertido en el rehén perfecto para una guerra comercial global que apenas comienza a desplegarse con toda su intensidad.