La Unión Europea ha respondido con contundencia a la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de imponer aranceles del 25% sobre todas las importaciones de acero y aluminio. En un movimiento que intensifica la guerra comercial transatlántica, el bloque europeo anunció el miércoles medidas de represalia valoradas en 26.000 millones de euros (28.000 millones de dólares) que afectarán a una amplia gama de productos estadounidenses.
Contramedidas europeas: un golpe calculado
La respuesta de la UE se implementará en dos fases estratégicas. La primera comenzará el 1 de abril con la reintroducción de las llamadas «medidas de reequilibrio» que ya se aplicaron entre 2018 y 2020 durante el primer mandato de Trump, y que fueron suspendidas tras la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca. Estas medidas afectarán a bienes por valor de 8.000 millones de euros.
La segunda fase entrará en vigor el 13 de abril, cuando se aplicarán aranceles adicionales sobre exportaciones estadounidenses al bloque por valor de 18.000 millones de euros (19.600 millones de dólares).
Los productos específicamente seleccionados por la UE no son casuales. Motocicletas, bourbon, mantequilla de maní y jeans —productos emblemáticos que ya fueron objeto de aranceles durante el primer mandato de Trump— volverán a verse afectados. Además, la lista incluye:
- Productos agrícolas como soya, carne de res, aves de corral, mariscos, nueces, huevos, azúcar y verduras
- Productos industriales como textiles, artículos de cuero, electrodomésticos
- Herramientas para el hogar, plásticos y madera
- Productos de acero y aluminio
Estrategia geopolítica: presión sobre estados republicanos
La estrategia europea parece diseñada para ejercer presión política dentro de Estados Unidos. Los aranceles se dirigen principalmente a estados controlados por republicanos, afectando a productos como:
- Soya en Luisiana, estado del presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson
- Carne de res y aves de corral en Kansas y Nebraska
- Diversos productos agrícolas en Alabama, Georgia y Virginia
Esta táctica busca maximizar el impacto político mientras minimiza los daños económicos adicionales para Europa.
Postura oficial: «Abiertos al diálogo»
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, afirmó que Bruselas «siempre estará abierta a la negociación», pero subrayó la determinación del bloque para responder a las medidas estadounidenses.
«Dado que Estados Unidos está aplicando aranceles por un valor de 28.000 millones de dólares, responderemos con contramedidas por un valor de 26.000 millones de euros», declaró von der Leyen.
El comisario de Comercio de la UE, Maroš Šefčovič, quien viajó a Washington el mes pasado en un intento por evitar las nuevas tarifas, lamentó que no se hubiera podido llegar a un acuerdo. «Se necesita un socio para eso. Se necesitan las dos manos para aplaudir», dijo Šefčovič a reporteros en el Parlamento Europeo.
Impacto económico: costos compartidos
La UE ha advertido que estas medidas tendrán consecuencias económicas para ambas partes. Von der Leyen señaló que «los empleos están en juego» y que «los precios subirán, en Europa y en Estados Unidos».
El sector siderúrgico europeo podría ser uno de los más afectados. Según la asociación siderúrgica europea Eurofer, la UE podría perder hasta 3,7 millones de toneladas de exportaciones de acero. Estados Unidos representa el segundo mayor mercado de exportación para los productores de acero del bloque, con un 16% del total de las exportaciones de acero comunitarias.
La Cámara de Comercio de Estados Unidos en la UE advirtió que los aranceles estadounidenses y las contramedidas comunitarias «solo perjudicarán al empleo, a la prosperidad y a la seguridad a ambos lados del Atlántico».
Reacciones internacionales: un conflicto global
Otros socios comerciales importantes de Estados Unidos también han respondido a las medidas proteccionistas de Trump. Canadá, el mayor proveedor de acero y aluminio para Estados Unidos, anunció aranceles recíprocos del 25% sobre productos estadounidenses por valor de 30.000 millones de dólares canadienses (19.000 millones de euros).
En contraste, Reino Unido, que ya no forma parte de la UE, ha optado por no imponer medidas de represalia propias, aunque el primer ministro británico, Keir Starmer, afirmó que «mantendrá todas las opciones sobre la mesa».
Australia calificó los aranceles de Trump como «totalmente injustificados» y continuará las conversaciones para buscar una exención, mientras que China no ha respondido directamente a los nuevos aranceles.
Reacción de Trump y perspectivas futuras
El presidente estadounidense ha asegurado que responderá a las contramedidas europeas, aunque no ha especificado cómo. «Por supuesto, voy a responder», dijo Trump cuando los periodistas le preguntaron en la Casa Blanca.
Esta escalada de tensiones comerciales ocurre en un momento en que las relaciones transatlánticas ya estaban tensas, después de que Washington advirtiera a Europa el mes pasado que en el futuro tendrá que encargarse de su propia seguridad.
Impacto en los mercados financieros
A pesar de la escalada en la guerra comercial mundial, las bolsas estadounidenses repuntaron tras la publicación de datos de inflación más bajos de lo esperado. El S&P 500 subió alrededor de un 0,5%, liderado por los principales valores tecnológicos, mientras que el dólar estadounidense se debilitó frente a la mayoría de las divisas del grupo G10.
Sin embargo, los analistas advierten que este rebote podría ser efímero debido a las incertidumbres existentes. Michael Brown, analista senior de Pepperstone, recomienda «seguir vendiendo en el repunte de la renta variable», esperando que el oro alcance un nuevo máximo debido al sentimiento de aversión al riesgo.
En este contexto de incertidumbre, las bolsas europeas han seguido superando a sus homólogas mundiales, impulsadas por las expectativas de relajación de las normas fiscales para el gasto en defensa, en parte debido al anuncio del presidente ucraniano Volodímir Zelenski sobre un acuerdo de alto el fuego de 30 días con Rusia.
En un escenario donde la tensión comercial amenaza con escalar aún más, tanto el sector privado como los consumidores de ambos lados del Atlántico se preparan para afrontar las consecuencias de una guerra comercial que parece lejos de resolverse.